Lo anuncian en la televisión y en la radio, está escrito en las portadas de todos los periódicos, se respira su ausencia en el aire: y es que, cada vez son más las veletas que se despojan de sus ejes y se marchan en busca de la dirección del viento.
El modelo veleta trabajadora de toda la vida, tiene familia e hijos, pero al no haber ya mas sitio aquí para ella, tiene que salir a buscar afuera. La veleta trabajador principiante tras haber terminado sus estudios, busca un trabajo donde encontrar una fuente de ingresos para sostener su vida. Las veletas trabajadoras inclasificables son aquellas cuyos motivos de partir pueden ser muy dispares y variopintos. Sin embargo, todas ellas tienen el mismo denominador común: quieren trabajar.
Quieren trabajar no porque no sepan qué hacer si no mantienen su tiempo ocupados, no porque necesiten de un jefe o de un mandatario que les diga lo que tienen que hacer y cuándo lo tienen que hacer. No es que quieran trabajar para pasar ocho horas diarias ocupadas y así no pensar. Aquel que se fundamente en esta idea, comete un error.
Las veletas a las que despedimos son personas que quieren trabajar porque quieren exponer al otro, todas sus facultades, quieren utilizar sus capacidades, sus talentos; y así recibir algo a cambio: una sostenibilidad, un buen plato de comida (probablemente, una lata de berberechos o de judías verdes, para la veleta solitaria; y una buena paella bien elaborada con su correspondiente acompañamiento de marisco, verduras y carne; para la veleta que vive en familia). Lo único que quieren es que se les dé la oportunidad de llevar una vida digna, haciendo lo que quieran cuando quieran, aportando así su granito de arena para que el sistema funcione y no decaiga.
Quieren trabajar no porque no sepan qué hacer si no mantienen su tiempo ocupados, no porque necesiten de un jefe o de un mandatario que les diga lo que tienen que hacer y cuándo lo tienen que hacer. No es que quieran trabajar para pasar ocho horas diarias ocupadas y así no pensar. Aquel que se fundamente en esta idea, comete un error.
Las veletas a las que despedimos son personas que quieren trabajar porque quieren exponer al otro, todas sus facultades, quieren utilizar sus capacidades, sus talentos; y así recibir algo a cambio: una sostenibilidad, un buen plato de comida (probablemente, una lata de berberechos o de judías verdes, para la veleta solitaria; y una buena paella bien elaborada con su correspondiente acompañamiento de marisco, verduras y carne; para la veleta que vive en familia). Lo único que quieren es que se les dé la oportunidad de llevar una vida digna, haciendo lo que quieran cuando quieran, aportando así su granito de arena para que el sistema funcione y no decaiga.
Pero no se lo permiten. No hay rastro de esas oportunidades de las que hablamos, por ninguna parte. En este insano país hay tantos cazurros que no ven más allá de sus BMWs de cristales blindados, que es inevitable como de manera silenciosa, poco a poco nuestras veletas van cogiendo sus maletas y se van marchando.
En este insano país no se dan oportunidades fuera de las ya demasiado vistas: contratos basura. Mientras no se den nuevas oportunidades, seguiremos viendo la ausencia de estas veletas hasta que llegue el día en que acabemos notándola.
En este insano país no se dan oportunidades fuera de las ya demasiado vistas: contratos basura. Mientras no se den nuevas oportunidades, seguiremos viendo la ausencia de estas veletas hasta que llegue el día en que acabemos notándola.
Por tanto, la solución está evidentemente, en convertirse en veleta. Pero no en veleta expatriada, que sale de su eje y se marcha, sin mirar hacia atrás, observando sólo a través de la ventanilla de un avión que le lleva a solo dios sabe donde, mientras de fondo, escucha aquella canción de Sam Cooke a change is gonna come: "sé que el camino es largo, pero sé que el cambio llegará".
No. Lo que yo propongo es ser veleta en el sentido de buscar hacia donde va el viento, en buscar la dirección correcta.
Para conseguirlo, una veleta ha de tener un peso muy equitativo por todo su cuerpo, su contenido debe de estar perfectamente distribuido, para que así el puntero pueda moverse libremente sobre el eje. Tan solo la superficie será un poco desigual, para que así el aire pueda moverla con facilidad de un lado a otro. Cada veleta es diferente, sin embargo es importante que todas ellas compartan estos dos aspectos, puesto que ya ha ocurrido que han aparecido veletas con figuras caprichosas, que impedían que hubiese un equilibrio y que por lo tanto, no mostraban la real dirección del viento.
Además, para tener una lectura precisa, la veleta debe de estar por encima de los edificios, por encima de las farolas, de los cables, de todo aquello que pueda interferir en su percepción del viento; Debe de estar bien alejada del suelo pero al mismo tiempo, debe de estar siempre unida a él mediante un eje.
Ser veleta no es fácil, porque a veces vienen vientos huracanados que marean, y es fácil perder el norte, el sur, el este y el oeste. Sin embargo, hay que intentarlo.
L.
No. Lo que yo propongo es ser veleta en el sentido de buscar hacia donde va el viento, en buscar la dirección correcta.
Para conseguirlo, una veleta ha de tener un peso muy equitativo por todo su cuerpo, su contenido debe de estar perfectamente distribuido, para que así el puntero pueda moverse libremente sobre el eje. Tan solo la superficie será un poco desigual, para que así el aire pueda moverla con facilidad de un lado a otro. Cada veleta es diferente, sin embargo es importante que todas ellas compartan estos dos aspectos, puesto que ya ha ocurrido que han aparecido veletas con figuras caprichosas, que impedían que hubiese un equilibrio y que por lo tanto, no mostraban la real dirección del viento.
Además, para tener una lectura precisa, la veleta debe de estar por encima de los edificios, por encima de las farolas, de los cables, de todo aquello que pueda interferir en su percepción del viento; Debe de estar bien alejada del suelo pero al mismo tiempo, debe de estar siempre unida a él mediante un eje.
Ser veleta no es fácil, porque a veces vienen vientos huracanados que marean, y es fácil perder el norte, el sur, el este y el oeste. Sin embargo, hay que intentarlo.
L.